jueves, 12 de enero de 2012

Camino

Paseando por el Templo de Debod me ha venido una reflexión a la mente, la cual me gustaría compartir con vosotros.

Muchas personas (sino todas) se han preguntado ¿qué es la vida? y, en muchos casos, se han dado multitud de respuestas que, pese a ser muy diferentes no son menos acertadas. Si me lo permitís, compartiré ahora la mía con vosotros, aunque no se si debería llamarla mía, ya que estoy convencido de que alguien (puede que incluso vosotros) se haya planteado esa pregunta desde esta perspectiva.

La vida. La vida es un camino. Pero no un camino cualquiera, no. Es un gran camino empedrado con nuestros actos, delimitado por nuestras decisiones. Las vidas de todos son un gran camino que, al igual que los caminos, se cruzan, comparten tramos, se unen para siempre o se alejan en sentidos opuestos...

Lo divertido del camino de la vida es que tiene un horizonte muy cercano. No se sabe cuando entrará alguien en tu vida, y no se sabe, por la misma razón, cuando vuestros caminos se separarán.

Y aquí me gustaría hacer alusión al un buen libro que me recomendó un buen amigo: "La Buena Suerte", un pequeño libro bastante ligero y sobre todo muy profundo, que te anima a crear tu propia suerte, a preparar las circunstancias para facilitar que algo tenga lugar, en vez de esperar de brazos cruzados a que ese algo te llueva del cielo.

De la misma manera, uno puede trabajar en su propio camino de manera que lo haga agradable, facilitando el cruce con otros caminos, ya que, como sabemos, toda persona conocida te enriquece un poquito más.
Soy consciente de que hay otras muchas posibles interpretaciones, ahí que cada uno deje volar su imaginación.

Pues bien, a lo que yo quería llegar era a que nuestro camino, como he dicho antes, esta delimitado por nuestras propias decisiones, y aquí es donde está el quid de la cuestión. Continuamente se presentan ante nosotros multitud de caminos posibles en los que se divide nuestro propio camino.

Por un lado, tenemos caminos conocidos, familiares, que ya sabemos a donde nos llevan.

Por el otro, tenemos caminos desconocidos, extraños, que, con mejor o peor apariencia, nos dirigen a lugares que solo ellos conocen. Sin embargo estos caminos, tan misteriosos, tan ajenos a nosotros, tienen algo especial, algo que te hace pensar a dónde te pueden llevar, aunque estés equivocado, aunque luego no sea así. En mi opinión, ESTOS son los caminos que hay que elegir, ya no solo para poder hacer avanzar tu camino y no convertirlo en un mero circuito viciado, sino para poder crecer como persona, para poder cruzarte con otros posibles caminos, para encontrarte con nuevas sorpresas en tu propio camino.

Y con esta conclusión finalizo la entrada de hoy, espero de corazón que haya podido ayudar a alguien que no tenga muy claro que camino ha de tomar.

3 comentarios:

  1. a mi ver, la posibilidad de encontrar cosas enriquecedoras es la misma tanto en el camino conocido como en el desconocido. La casualidad obra en ambos. Lo cotidiano y familiar no tiene por qué repetirse. En mi opinión, hace false seguir más de una vez los caminos familiares para aportarnos seguridad para afrontar los desconocidos. Los caminos ESTOS que tu dices sirven para endulzar la posible rutina que encuentras ;)

    ResponderEliminar
  2. Era algo que estuve masticando después, y llegué a la misma conclusión, pero daba pere actualizar jeje. Aun así me conformo con que coincidas conmigo en lo de tomar caminos desconocidos, que eso ya es algo jeje again

    ResponderEliminar
  3. Para mí no hay caminos familiares, no completamente. No hemos estado en ellos, así que lo que nos han contado puede no ser totalmente cierto. Con ello quiero decir que o hay que dar prioridad a una dirección, ni por conocerla ni por desconocerla. Siempre puedes llevarte unas cuantas semillas y llenar el camino que elijas de nuevas semillas.

    ResponderEliminar