sábado, 5 de noviembre de 2011

Otoño

Frío en las puntas de los dedos. Días grises y si hay suerte, ligeramente lluviosos. El suave ronroneo de unas hojas lamidas por el viento cuya gama de colores va del rojo intenso al amarillo, pasando por el ocre y el miel. El silencio perteneciente al piar de unos pájaros que han enmudecido. OTOÑO.
Caminar con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, ver caer en un caótico baile las hojas, ya fenecidas.
Salir por la mañana y ver que no ha amanecido.
Castañas asadas, mazorcas de maíz, mantas en el salón y sonrisas al dormir, mientras el granizo te arrulla y te canta una nana al oído.
Es tiempo de cambio, de que la exuberante vegetación envejezca, muera, para poder renacer algún día.
Es tiempo de disfrutar, de darse cuenta de lo efímera que es la vida, de aprovechar las oportunidades.
Es tiempo de pasear, de pensar, de reflexionar.
El otoño es tiempo para ti.

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