¿Por qué Pablo había tenido que perder la apuesta? con la de gente que había participado, y va y le toca a él. Estupendo. Ahora tendría que cruzar la verja con pinchos oxidados y adentrarse en la mansión abandonada. Genial; como si lo primero no fuera ya suficiente. Con gran esfuerzo consigue pasar, ya que es "ancho de huesos". Con portantillo se acerca a la vieja puerta, la cual se había salido de sus goznes. Le da una patada, y la puerta se vence debido a que la madera está podrida por culpa de la humendad y las termitas. "Puaj" pensó Pablo cuando vió un montón de pequeños bichitos salir de entre los trozos de puerta que habían quedado desperdigados por el vestíbulo. Despacio se adentra en la lúgubre casa mientras olle los murmullos de sus amigos detrás de la verja. Afortunados. Afortunados y cobardes. A ver quién era el valiente que iba a hacer compañía a un gordo a una mansión abandonada a las ocho de la noche en pleno invierno.
Mientras avanzaba oía los crujidos del suelo al pasar sus rechonchitos pies por el, y daba un pequeño brinco cada vez que veía su propia sombra proyectada por una farola hacia la pared y el suelo de la casa. Fue subiendo las escaleras, y, a medida que avanzaba, lo hacía con más soltura, ya que iba perdiéndole el miedo a la situación. " Que estás en segundo, joder" pensaba pablo, muy convencido.
Al llegar al segundo piso, fua hasta el fondo del pasillo y abrió una puerta. Curiosamente, esta parecía en mucho mejor estado que la de fuera." Que extraño" penso Pablo ; "debe ser que aquí no hay tanta humedad". Abrió la puerta y se dispuso a entrar.
Al abrir la puerta encontró una gran sala llena de estanterías por las paredes, mas el suelo de la sala, de mármol pulido, estaba limpio y bien cuidado, y solo había un objeto en toda la sala que estuviera propiamente en el suelo; un espejo del un metro ochenta, aproximadamente, con el marco de madera color cobre adornado cuidadosamente con preciosos grabados en bajo y altorelieve. Pablo, fascinado por aquel espejo, no podía pensar en otra cosa que en las historias que narraban los relieves del marco. Se acercó cada vez más al espejo, con la esperanza de ver más historias. Dragones y princesas; príncipes y brujos; pero también enamorados imposibles, ladrones de sueños, y amistades eternas... Pablo se sintió sobre cogido por la belleza de aquellos grabados, ya que ea difícil no sentirse así viendo tan estupendas historias. Quiso quedarse allí para siempre, no dejar nunca de ver aquellas imágenes que le habían hecho viajar a mundos fantásticos, pero tenía que irse. Ya eran cerca de las diez. Aun llorando, se alejó del espejo, jurándose a sí mismo que iría allí todos los días, no sabía muy bien porque. Lo que tampoco sabía, era que estaba destinado a algo mucho más importante que ir todos los días a ver ese magnífico espejo.
al llegar al piso...FUA hasta el fondo...
ResponderEliminarpor don Tiburcio Cocodro, que algo me huele mal aquí!!
Pablooooooo!! xD
ResponderEliminarcomo ya te he dicho antes..esta muy bien la historia, y espero que siga... : D
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ResponderEliminarUn momento...¿¿que es un "portantillo"?? "se acerca con portantillo a la vieja puerta" me da que pensar. ¿Acaso se venden los portantillos? si es asi,QUIERO UNO,AGH,¡¡LO NECESITO YA!!!! cuhidado con las phaltas de hortojrafia.
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