jueves, 3 de diciembre de 2009

La vida

El 14 de abril del año 2020. Suena el despertador. Son las 9 A.m.… y no quiero despertarme, no quiero, pero debo hacerlo. Me levanto lentamente, sin prisa pero sin pausa. Me lavo, visto, desayuno… en fin, todo lo que se hace por las mañanas. Salgo y me meto en el coche. Arranco. Salgo del garaje y blasfemo. Hay tráfico. Coches de todo tipo: Altos, negros, gordos, flacos… pero todos con 4 ruedas y un tubo de escape. El tráfico solo ayuda a que me hunda más en mi pozo de amargura. Llego al trabajo media hora tarde, me siento en mi oficina de 3 paredes y a los 5 minutos llega mi jefe. Me echa la bronca, pero no discuto con él, estoy cansado de decirle que había tráfico, y que el me diga que no le importa, que las viejas no van a sacarse la pensión solas. Exacto, ese es mi trabajo, creo pensiones y seguros a gente, sobre todo pensiones a ancianas. Acabo el trabajo a las 6 P.m., pero llego tarde a casa. Por culpa del tráfico, como no. Estoy cansado de la vida. Cuando tenía seis años soñaba que, en el futuro, habría coches voladores y demás estupideces banales que no hacen sino empobrecer el alma de la gente. No me gusta la rutina, pero llevo con ella a cuestas 20 años. Lo tengo decidido, mañana será un día diferente, especial. Mañana acabará. TODO.

1 comentario:

  1. oh, noooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo!!!!! xD visita mi bloooog!

    ResponderEliminar